Esta mañana me he arrastrado fuera de la cama plenamente consciente de que estoy embarazada de casi tres meses y mi familia todavía no sabe nada (bueno, por desgracia sólo está al tanto mi hermana mayor). Lo gracioso del tema es que ya no tengo miedo al Momento Anunciación. Por primera vez, mi secreto me hace sonreir siniestramente:  siento una oscura satisfacción desconocida hasta el momento, una rebeldía deliciosa, una indestructible sensación de superioridad muy poderosa que me protege. En estos momentos abriría la ventana para vociferar: SÍ, ESTOY EMBARAZADA ¿Y QUÉ?

Sé que no voy a poder ocultarlo por mucho más tiempo: las náuseas siguen en pleno apogeo y vivo inmersa en una metamorfosis que me transforma poco a poco en un pequeño cachalote. Hoy cumplo 12 semanas de embarazo.

A las 12 semanas de gestación, el feto ya mide unos 6 centímetros y pesa 14 gramos. La cabeza es más redondeada y los ojitos y las orejas están ya ubicados donde los tendrá más adelante. Los dedos de sus manos y pies están separados y comienzan a definirse las uñas. El esqueleto continúa creciendo y los huesos están más fuertes (pero aún flexibles) mientras el sistema nervioso madura día a día.

Todos los sistemas principales del cuerpo y órganos como el estómago, el hígado, los pulmones, el páncreas y los intestinos ya se encuentran formados aunque no desarrollados del todo. El latido del corazón del feto se aprecia más fácilmente.

Pero lo más relevante es que en la duodécima semana de embarazo ha comenzado a funcionar en el feto el reflejo de succión, un reflejo innato muy importante porque cuando nazca le ayudará a desarrollarse y a alimentarse por  sí mismo fuera del útero. Y hablando de reflejos, encontramos también que el reflejo patelar es mucho más evidente que en la semana once: el feto sigue entrenándose para nadar y estira con frecuencia las piernas pero a pesar de que se mueve muchísimo las embarazadas todavía no podemos percibirlo. También abre y cierra la boca, lo que permite ingerir líquido amniótico y esto es importante porque un 10% de las necesidades nutricionales del feto son aportadas por el líquido amniótico. Los riñones aumentan su funcionalidad y el feto llena su vejiga cada 30 minutos y la vacía a través del sistema urinario incorporándose la orina al líquido amniótico que se incrementa progresivamente.

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