La fiabilidad de los test caseros de embarazo en caso de dar positivo, es del 99%.

No hay lugar a error.

Además, cada vez me sangran más las encías. Por lo que he leído, parece ser que durante el embarazo, las alteraciones hormonales (aumento de la progesterona) hacen que la placa bacteriana irrite e inflame la encía y se produzca gingivitis. Es aconsejable comenzar un control odontológico incluso después del parto pues normalmente la gingivitis disminuye pero no desaparece del todo y puede complicarse: la gingivitis marginal crónica puede evolucionar en una enfermedad periodontal, se puede incluso reducir la encía y perder las piezas dentales.

Con o sin gingivitis, sigo sin dar crédito. No puedo creérmelo. No tengo palabras. No tengo lágrimas, es como si no fuera capaz de fabricarlas aunque me sienta como una mierda. No tengo ganas de escribir, ni de contar cómo me siento, ni de hablar con Jota. El pobre me llama todos los días y está volviéndose loco enviándome sms porque no tengo fuerzas ni de cogerle el teléfono ni de contestarle por el Facebook. No, no puedo hablar con él. Jota, por supuesto, no sabe nada de mi embarazo (tampoco sospecha que le odio un poco) y yo, cada vez que escribo un post aquí, sólo me siento más tópica, más obvia, más patética, más ridícula y más sola. No quiero estar embarazada, no quiero un bebé, no quiero historias de partos, no quiero ñoñerías de cigüeñas.

Me repito una y otra vez: «poco a poco», «paso a paso». Como decía mi abuela: un pie después de otro. Supongo que es cuestión de tiempo (o si queremos darle un matiz surrealista, cuestión de anuncio de muñecas de Famosa).

Una cuestión de tiempo. A question of time. De la mano de un fantasma del pasado, acaba de volar a mi cabeza la canción de Depeche Mode que me trae recuerdos de mis quince maravillosos años. Nudo en la garganta así que creo que voy a dejarlo por hoy. Cuando me pongo trágica no me soporto.

Estoy nihilista perdida y sospecho que hoy tampoco voy a llorar. Hoy es el dia del No. ¡Viva la negación de la nada!