Creo que no existe nada más repugnante que una escoba repleta de pelos y pelusas. Como no lo soporto, no puedo barrer y soy absolutamente incapaz de imaginarme que cojo un pelusón con la mano porque el último día que detecté esas repugnancias pegadas en el cepillo rozándose lujuriosas contra la montaña de ropa sucia de mi tendedero, tiré la escoba, tiré la ropa y vomité sin poder evitarlo. Como ya no tengo escoba, en su defecto y cuando mi contínuo ataque de apatía no me lo impedía, pasaba el aspirador pero mi problema actual es que tampoco tengo aspirador porque en un ataque de ira se lo he regalado al conserje.
Mi conserje se llama Edgar y es el superconserje: lleva en la urbanización doce años y es el McGyver más servicial y polivalente que he conocido nunca… la cuestión es que el viernes, antes de merendar, decidí pasar el aspirador porque el ejército de pelusas ya estaba tomando el sofá y empecé con las arcadas. Cuando saqué el aspirador del armario del tendedero para llevarlo al salón, se me quedó aprisionada la última falange del dedo anular en el asidero. Al principio me hizo gracia pero a los dos minutos, cuando no conseguí sacarlo de su prisión, mi dedo comenzó a enrojecer y a hincharse. Y empecé a ponerme nerviosa. Estaba sola y nadie podía ayudarme. Si llamaba a Jota, a alguna amiga o a mis hermanas mi dedo podía llegar a alcanzar el tamaño de una berenjena de Almagro aliñada. No podía dejar transcurrir más tiempo: tuve una visión horrible en la que conducía el coche rumbo a paritorios con el aspirador pegado a mi mano derecha así que decidí llamar a Edgar: necesitaba ayuda urgente o el aspirador pasaría a formar parte de mi misma, estaba segura que concediéndole un poco de tiempo se fusionaría con mi brazo.
Edgar llamó al timbre raudo y disciplente. Abrí la puerta con el aspirador en brazos y lo hice pasar a mi apartamento maloliente. Casi muero del bochorno cuando lo pillé mirando mi criadero de pelusas particular con cara de verdadero terror. Le conté lo que había pasado y corrió a buscar la caja de herramientas, con tan mala suerte que tuvo que entrar a la cocina y también se percató de la pila de cacharros en el fregadero que me estaban esperando, insalubres y hediondos, desde hacía siete días. Edgar intentó taladrar el asidero del aspirador pero resultaba complicado porque la broca se resbalaba y amenazaba con introducirse enloquecida en mi dedo. Pasaron cinco minutos y empecé a ponerme tan nerviosa que creía que iba a convulsionar. No había manera. Iba a perder el dedo, estaba completamente segura. Me invadió el pánico. De pronto mi corazón comenzó a galopar. Taquicardia ¡no por favor! ¡estaba empezando a darme otra de mis crisis de ansiedad!. Oí un pitido y lo vi todo negro.
Desperté de la lipotimia con el dedo liberado y ocho pelusas en formación aferradas a mi pelo. Con la caída, el asidero había terminado de partirse y Edgar se encontraba a mi lado, abanicándome con un Vogue. Le conté que estaba embarazada, lo del asco al fairy verde y la repulsión a las pelusas para justificar el ignominioso estado de mi apartamento y poder sobreponerme algún día a la humillación. “No se preocupe señorita Carmen,” dijo afectado “ya me imaginé que no se encontraba bien”. Qué encanto, pobre. Aunque pensándolo bien, posiblemente Edgar estaba hasta el gorro de vecinas histéricas como yo que le molestaban a cada segundo para sandeces como reprogramar la TV y mientras me sonreía afligido seguro que estaba seleccionando en su mente las palabras adecuadas para conseguir definirme. Creo que estaba indeciso ante tres opciones:
a-) Carmen es una trastornada con síndrome de Diógenes.
b-) Carmen es Repu la Cerda.
c-) Carmen es, simplemente, una tía guarra.
En definitiva: llevo así como dos semanas sin limpiar, desmayada en el sillón con síntomas de dengue. Las pelusas juegan a policías y ladrones anidadas en monstruos – bola de pelusa gigantes como los matorrales resecos del desierto en “La conquista del oeste” (por cierto, ¿cómo se llaman estas bolas rodantes?). Sólo espero que ni Edgar ni nadie vuelva a llamar a mi puerta porque sospecho que la cosa se me está yendo de las manos y ya no tengo huevos a limpiar, me pueden. Hoy voy a dormir en casa de Caro porque mañana empiezo a trabajar y esta noche ya no me siento capaz de soportar las náuseas. Llamadme puerca, me da igual: el olor a platos sucios mezclado con un hedor pestilente que emana el fregadero de la cocina y la jauría de las pelusas rodando juguetonas por el pasillo con la única finalidad de coger impulso y avalanzarse sobre mí para criar en mi pelo, han hecho de mi casa una inmundicia inhabitable.
Acabo de contactar con la mujer de Edgar para que mañana venga a limpiar, me dijo que trabajaba como asistenta por horas. Sólo espero que se haga con la situación. Señores de Rowenta, juro que en cuanto cesen las náuseas dos minutos, llamo a Consumo para iniciar los trámites: voy a contarles que he estado a punto de perder el dedo. Si consigo que no se rían, a Dios pongo por testigo que retiro del mercado el Rowenta Soam 1800W.
12 respuestas a “SOS pelusas quieren criar en mi pelo!”
[…] volver de nuevo a mi episodio de ayer con las pelusas para hacerme eco de un comentario que entró anoche en el blog. Stellacometa me tranquilizó bastante: según ella la camada de […]
me meo..joo, siento mucho el mal rato que pasaste, pero no puedo parar de reir, lo describes con tanta gracia y realismo, jeje,te juro que mis pelusas también juegan a polis y ladron…jejeje, besines
Hola Celis!!!
Pero ¿a que tus pelusas no se avalanzan sobre tí para criarte en el pelo? es que las mías son más veteranas y por eso están en celo…
1000 gracias por reirte!!! (y 10 puntos para mi ego). Bienvenida, vuelve más veces y sigue diciéndome que te gusta (je je).
Un besazo!
Desde luego,
voy a tener que ir a ponerte firme!!, jejeejeje.
Sabes, en el piso de estudiantes llamabamos a esas bolas de pelusa «tulas», porque criaban en minutos y si teníamos un momento tonto las tirabamos todas en el cuarto de una y le decíamos » tu las llevas!!».
Además una reflexión.
De dónde salen las «tulas»??,
porqué por más años que tengamos en nuestros pisos hay «tulas», y en los de nuestras madres por más que busquemos no encontramos ni rastro de ellas??.
Ahí te dejo una nueva reflexión.
Ah, y tranquila, que dan asquito, pero de momento está demostrado que no muerden ni mutan en gremlim por más mierda que tengan cerca.
Un besito guapa
Jooo Stellacometa ¡qué bueno lo de las «tulas»! Si no fuera plagio, me apropiaría de tu historia…
Y la reflexión es profunda de narices. Tiene que existir una explicación ¿alguien aporta alguna teoría? A ver, a ver, se me está ocurriendo una idea ¿hacemos un concurso? Si alguien quiere participar puede enviar aquí sus respuestas. Luego podemos votar a la mejor respuesta.
Atención pregunta:
De dónde salen las “tulas”??,
porqué por más años que tengamos en nuestros pisos hay “tulas”, y en los de nuestras madres por más que busquemos no encontramos ni rastro de ellas??
A mi en estos momentos no se me ocurre ninguna pero prometo reflexionar sobre esto
besazo y muchas, muchas gracias!!
Una posible respuesta, las «tulas» son seres comunistas (por eso viven en comunas) que fueron brutalmente reprimidos por Franco, por eso abundan en las casas de los nacidos al final de la dictadura o de los conocidos como hijos de la democracia.
Nosotros no les damos miedo, y campan a sus anchas por nuestros pasillos, salones y anidan en grandes comunas debajo de nuestras camas.
Ahora entiendo, a mi madre deben de tenerle un miedo atroz…
jaaaaaaaaaaa
Ufff, lo que no te pase a ti….Ten más cuidado con esas cosas que te pueden causar un disgusto de los gordos.
Pero por ahora piensa en positivo Carmen. Cuando vuelvas a tu apartamento estará limpio como una patena, no tendrás una pila de cacharros ni unas pelusas okupas en tu sofá, ahora sólo piensa en relajarte que ya mañana te toca estar al pie del cañón. Un beso guapa 🙂
Ainhoita, no te preocupes. Me dan muchas lipotimias porque soy una histérica y me sugestiono yo misma, nunca caigo mal, estoy prevenida. El aspirador se ha roto porque cayó desde la mesa arrastrado por mi mano. Yo estaba sentada en la silla y Edgar me sujetó.
Ahora sí, voy a intentar relajarme hoy, que ya me vale.
Gracias por preocuparte, guapa!
besazos!!
jajajajaj, genial!!! estoy muerta de la risa «repu la cerda» xDDD.
Me chifla tu blog. me lo paso pipa.
besitos ^_^
Jo cucú, es que no has visto mi apartamento, da miedo. Y siguiendo el símil de los perros (tu «olfato de pointer», genial) y para que puedas imaginarte el panorama, sólo te diré que mis pelusas parecen una gran camada silenciosa de Yorkshire Terrier…
Me alegra mucho que te diviertas con mi blog, para mi es un gran logro, de verdad…
besazos!!!