Esta mañana me he levantado mentalmente resignada a protagonizar de forma irremediable uno o más de mis numeritos hospitalarios y acabo de volver de la analítica sin incidencias ni humillaciones en público: es la primera vez en mi vida que voy sola y también la primera vez que no me mareo.
Cuando he entregado los papelitos a la enfermera le he dicho con tono de embarazada enrollada: “por Dios, entre tú y yo, dame un solo tubo” La vampira bulímica, me ha ignorado completamente sin mirarme, sin dignarse siquiera a contestar y por un segundo ha esbozado una sonrisa siniestra mientras me entregaba ¡¡¡¡6 TUBOS!!!! Me temblaban tanto las piernas que creía que iban a darme convulsiones pero en ese momento ha venido a mi mente David Muñoz. Durante dos minutos he conseguido vencer la lipotimia imaginándome a mi misma como protagonista del vídeo “no quiero verla más (que no que no)”. En mi delirio surreal, David, más macarra y marginal que nunca, pasaba delante de la puerta de la sala de extracciones y me miraba con deseo. Totalmente consciente de su lascivia, yo le sonreía sensual mientras ofrecía delicadamente mi brazo a la enfermera y mi rostro adquiría la tersura y luminosidad del cutis níveo de Bella Swan.
Total, que no me he mareado! Un punto para mi ego. Estoy rozando la autosuficiencia!!! (?). La verdad es que me siento muy orgullosa de mi entereza. La depresión casi ha desaparecido así que, para celebrarlo, no he tenido más remedio que fumar un cigarro cuando he bajado del autobús.